CUATRO FORMAS DE SANTIFICAR EL NOMBRE DE DIOS


Santifiquen al Señor en sus corazones, 1 Pedro 3:15, Mateo 6:9

La oración modelo nos enseña a reconocer la paternidad de Dios, implica que tenemos un Padre amoroso que está atento a todas las necesidades de sus hijos. Así mismo, esta oración también nos muestra que la prioridad de Dios es que su nombre sea santificado. Cuando hacemos la petición “santificado sea tu nombre” lo que estamos pidiendo es que su naturaleza, su ser sea reverenciado, estimado y respetado de tal forma que usted confía en lo que Él dice, hasta el punto de obedecerle. Que el anhelo de su corazón sea honrar a Dios en toda circunstancia, relación o actitud, tal como lo expresa 1 Pedro 3:15, “santifiquen al Señor en sus corazones”. Ahora bien, ¿cómo puede ser el nombre de Dios santificado en mi vida?

1) Santificamos su nombre cuando creemos que él es, que él existe.

Hebreos 11:6, dice: “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes le buscan”.

Usted y yo nunca podremos exaltar a Dios a menos que creamos que Dios existe. Allí es donde todo comienza. Él es evidente en sí mismo. Los escritores de la Biblia nunca buscan probar que él existe, simplemente lo creen. Usted nunca santificará a Dios hasta que crea que él es.

Dios es evidente en sí mismo en el hombre, pues la voluntad de Dios ha sido escrita en el corazón del ser humano y es confirmada por su propia conciencia (Ro. 2:15). Así mismo, la realidad y existencia de Dios también se manifiesta fuera del hombre, por medio de todo aquello que le rodea. Santificamos su nombre cuando creemos que él existe, sin embargo, usted puede creer que él existe y aun así, no santificar su nombre. ¿Cómo puede ser esto?

2) Santificamos su nombre cuando sabemos quién es él

No sólo santificamos su Nombre cuando confiamos que él existe. Hay muchas personas que dicen “yo creo en Dios” pero, no santifican su nombre porque no es el Dios que realmente es. La enseñanza verdadera de Dios es reverencia hacia él.  Pero las enseñanzas falsas acerca de Dios y las percepciones equivocadas que tenemos son una afrenta hacia Él. De allí la importancia que todo hijo de Dios comprenda que la voluntad de Dios es que usted se preocupe por conocerlo tal como él es, como es revelado en las Escrituras. Jeremías 9:24 al respecto dice lo siguiente: Si alguien ha de enorgullecerse, que lo haga en esto, en conocerme y de comprender que yo soy el Señor; que actúo con amor, rectitud y justicia. De la misma forma, Juan 17:3, expresa: esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único y verdadero Dios.

Deut. 5:11 dice, “no tomarás el nombre de Dios en vano, porque no dará por inocente al que tome su nombre en vano”. La palabra vano significa falto de realidad, hueco, vacío, falto de solidez, que no tiene existencia verdadera. Y ¿sabe usted que tomamos el nombre de Dios en vano cuando decimos o pensamos algo acerca de Dios que no es verdad? Cuando usted duda de Dios, cuando no le cree a Dios, cuando lo cuestiona porque hizo esto o aquello, usted está tomando el nombre de Dios en vano porque la razón que lo lleva a esa conclusión no es verdad acerca de su Persona, de su Nombre.

Usted puede santificar el nombre de Dios cuando cree que él es, solo si cree quién es él en realidad. Pensamientos equivocados, ilícitos no santifican su nombre. “El hombre que mete en sus pensamientos ideas que no tienen lugar, ahí toma el nombre de Dios en vano”. (Orígenes).

Cuando pensamos o decimos que Dios es indiferente, injusto, lejano, cruel, que no oye, que no me responde, que me dejó solo o sola, es vengativo, áspero. Es acusado de no ser amoroso, de enviar a las personas al infierno. Incluso cuando decimos ¿por qué permites esto? Estamos tomando el nombre de Dios en vano. Ninguno estamos exentos de esto. Un ejemplo de esto lo tenemos en el libro de Job 30:21, tratando de entender su dilema, Job dijo estas palabras: implacable te vuelves contra mí, con el poder de tu brazo me atacas. Eres cruel conmigo.

Y sabemos que los creyentes hacemos esto y no es solo tener pensamientos equivocados de Dios, es mantenerse en la ignorancia acerca de Él, la consecuencia de esto es que usted dudará de él, lo cuestionará, no confiará en él, será desobediente y, lo peor, hará que otros se alejen de Dios y en todo esto usted no lo está santificando. Hay muchas personas que creen que Él existe, y poseen una teología correcta, pero aun así no santifican a Dios.

3) Santificamos su nombre cuando estamos conscientes constantemente de su presencia

No basta con tener certeza y confianza que Él existe ni tener un conocimiento correcto de quién es Él. Para santificar el nombre de Dios es necesario traer intencionalmente a nuestros pensamientos la realidad de Dios y su carácter para hacernos conscientes de Él, de tal manera que vivamos cada día dándole lugar en nosotros. David en el Salmo 16:8, dice: “a Jehová he puesto siempre delante de mí”, en la versión internacional se lee “Siempre tengo presente al Señor, con él a mi derecha, nada me hará caer”. Estar consciente de su presencia es aprender a desarrollar un hábito nuevo de pensamiento: Vivo constantemente en la presencia del Señor, no es que salgo y entro. No. Es que estoy permanentemente en la presencia del Señor. Esta actitud me impulsará a hacer todas las cosas con una buena disposición, como para el Señor y no para las personas. Col. 3:23

4) Santificamos el nombre de Dios cuando vivimos una vida de obediencia

Usted no puede llegar a la totalidad de santificar su nombre a menos que lo obedezca a él. Usted puede decir, sí, yo creo que tú eres quien la Biblia dice, sí estoy consciente de tu presencia en mi vida, pero luego le desobedece, entonces esto lo incapacita para que pueda reverenciar su nombre. Un ejemplo magnífico de vivir una vida de obediencia la tenemos en Jesús. En Juan 6:38 él dice: “he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. En usted y yo, debe haber una disposición continua para obedecerle.

Como puede ver esta petición en la oración no consiste solo que el nombre de Dios sea santificado en el cielo, no es solo que el nombre de Dios sea santificado en todo el mundo, es que el nombre de Dios debe ser santificado en mí.

Esta es la oración que dice que yo sea un medio, un vehículo para su santidad. Ahí es donde comienza la oración. Antes de que usted pida por lo quiere recibir, usted necesita pedir lo que usted debe ser.

 

El gozo del Padre sea tu fuerza donde quiera que te encuentres…!

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