El pecado y la necesidad del perdón (I)
La petición del versículo 12 se enfoca en la realidad del pecado en nuestras vidas como hijos de Dios, así como el enfrentarlos y confesarlos a nuestro Padre celestial. Así mismo, se observa un principio fundamental en esta petición que nuestro Señor desea enseñar a sus discípulos, y es que antes de pedir perdón por nuestros pecados, se presupone que ya hemos perdonado a aquellos quienes nos han ofendido. De manera que esta es una petición que toda alma necesita enfrentar en su vida de oración. Y en los versículos 14-15, nuestro Señor Jesucristo hace un comentario ampliando un poco acerca de este principio.
Conforme enfrentamos el problema del pecado, también lo hacemos con el hecho de que el pecado trae consecuencias inmediatas como la culpabilidad, la pérdida de significado, la pérdida de la paz, del gozo y, en el caso de los incrédulos, la consecuencia futura que el pecado trae es la condenación eterna. Por esta causa, el perdón se constituye como la necesidad más profunda de cada persona ahora, porque ésta incide no solo en la salud, sino que también determinará la situación del ser humano en su futuro.
Recordemos que las
tres primeras peticiones que se enseñan en la oración modelo se enfocan en los
planes de Dios, revelándose de esa manera el lugar de honor y privilegio que Él
tiene en nuestras vidas; y las últimas tres peticiones se relacionan con las
necesidades de los hijos de Dios: danos el pan nuestro, tiene que ver con
provisión para sustentar la vida física del ser humano, ya que si no hay vida
biológica, no hay vida espiritual. Y las otras dos peticiones, perdona nuestras
ofensas y no nos dejes caer en tentación…, están enfocadas para preservar la
vida espiritual.
El perdón de
pecados es la necesidad espiritual más profunda para la humanidad porque es
allí donde el hombre y Dios deben encontrarse en primera instancia para
restaurar la relación del hombre con Dios, ya que para ser enseñados y guiados
por Dios, es necesario estar en una correcta relación con Él, la cual sólo es
posible cuando nuestros pecados han sido enfrentados, porque Dios es tres veces
santo.
Lo fundamental en
la naturaleza de la oración es que al practicarla reconocemos nuestra
dependencia total hacia Dios. No vamos a tener pan diario sin Dios. No
tendremos perdón de pecados sin Dios. No podremos recibir guía ni dirección en
nuestras vidas fuera de Dios.
CUATRO PRINCIPIOS
Del versículo 12
se desprenden 4 principios que merecen ser mencionados: Primero, el
pecado hace que el hombre sea culpable y trae juicio. Hay un problema, el
hombre es pecador. El pecado es transgresión, es romper o violar el estándar de
Dios. 1 Juan 3:4 expresa que el pecado es trasgresión de la ley. Pablo en Romanos
3:19 dice que por esa causa todos somos culpables delante de Dios, porque quebrantamos
Sus leyes nos volvemos culpables. Y luego en Romanos 6:23, afirma que debido a
que somos culpables, “la paga de nuestro pecado es muerte.”
En este sentido,
el hombre es pecador porque es transgresor, él rompe las leyes de Dios. Al
romper las leyes de Dios, se vuelve culpable y el juicio por su culpabilidad es
muerte. Entonces, el pecado nos hace culpables y trae juicio. Todos los hombres
sobre la faz de la tierra están en juicio delante de Dios por el pecado de
ellos.
Segundo: El perdón es ofrecido por Dios en base a la
muerte de Cristo. Dios es santo y Dios ve a una sociedad pecaminosa; pero
nuestro Dios también es misericordioso, amoroso y aunque el ser humano es
culpable y merece el juicio, Dios es un Dios perdonador. Ahora bien, Romanos 6
hace referencia al pecado como si fuese una deuda que debe ser cancelada “la
paga del pecado es muerte” y Dios por ser justo no puede perdonar el pecado a
menos que la deuda sea cancelada o pagada. Es allí donde entra Cristo en acción,
quien tomó nuestro lugar cancelando la deuda de todos nosotros con su muerte
para que la justicia divina sea satisfecha, entonces, aunque “la paga del
pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús,
nuestro Señor”, Ro. 6:23.
Tercero: La confesión de pecado es necesaria para recibir el
perdón de Dios. Ahora, el
perdón está disponible. El castigo ha sido pagado. La propiciación o cobertura fue
realizada. La satisfacción de la justicia de Dios ha sido alcanzada. Sólo es
cuestión de recibir el regalo por fe y, para recibir ese regalo existe una
condición, ¿cuál? que usted esté de acuerdo con Dios, ese es el
significado de la palabra “confesar”. Es decir, para recibir el perdón
es necesario confesar o estar de acuerdo con lo que dice Dios acerca de
nuestra condición.
Entonces, para
recibir el perdón debe haber confesión de pecado. 1 Jn.1:9, expresa que “Si confesamos nuestros pecados, Dios que es
fiel y justo nos lo perdonará y nos limpiará de toda maldad”. En otras palabras, para los hijos de Dios, la
confesión de pecado es fundamental para recibir perdón. La Escritura nos
ilustra esto en Lucas 18, con la historia del fariseo y el recaudador de
impuestos quienes van a orar al templo. Uno le daba gracias a Dios porque no
era como los demás y porque ayunaba y diezmaba. En cambio, que el otro, decía
“oh Dios ten compasión de mí que soy pecador”. Y Jesús dijo: ‘este hombre y no
aquel volvió a casa justificado ante Dios.’ ¿Por qué? Porque uno se rehusó a
reconocer su pecaminosidad y el otro la reconoció. Entonces para recibir el
perdón disponible, es fundamental la confesión de pecados. Y Dios está
dispuesto y pronto para perdonar al que lo confiesa.
Cuarto
principio: Perdonarnos unos a otros es esencial para
recibir el perdón para nosotros mismos. Y este, en cierta manera es el enfoque central
del pasaje. Sin embargo, al leer los v.14-15 muchos se confunden y llegan a la
conclusión que sólo seremos perdonados si perdonamos a otros. ¿Quiere decir que
nunca voy a ser perdonado por Dios hasta que yo perdone a alguien más? ¿Cómo
puedo perdonar a alguien más si ni siquiera soy un cristiano? Pero esa pregunta
presupone el malentendido del concepto entero en los versículos 14 y 15. Respecto
a este punto lo estaremos meditando en una siguiente entrega.
Tal como se ha
visto, del v.12 de Mateo 6, se desprenden 4 cuatro principios: 1) El pecado
hace que el hombre sea culpable y trae juicio; 2) El perdón es ofrecido
por Dios en base a la muerte de Jesucristo; 3) La confesión es necesaria para
recibir el perdón de Dios; 4) Para recibir perdón como hijos de Dios es
esencial perdonarnos unos a otros.
Por lo tanto, aunque
somos creyentes todavía tenemos un problema con el pecado y debemos enfrentar ese
problema diariamente. Por otra parte, esta petición que nuestro Señor
Jesucristo incluye en el v.12 es realizada por alguien que ya pertenece a la
familia de Dios. Por consiguiente, el pecado es una realidad en la vida del cristiano
y el hecho es que cuando usted decide ser discípulo de Cristo no implica que
repentinamente usted dejó de pecar como algunos presuponen. No. La verdad es
que cuando usted se vuelve a Dios de corazón, lo que sucede es que usted se
volverá más sensible a la acción del pecado en su vida, y por esta causa,
experimentará la necesidad de encontrar perdón por medio de su arrepentimiento
y confesión diariamente como un estilo de vida. “Perdona nuestras deudas, como
también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores”
¡El gozo del Padre sea tu fuerza donde quiera que te encuentres!!
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